La primera pintura la hizo
a los veinte minutos de su primera dosis (50
μg).
El médico que lo vigilaba observó que el paciente eligió comenzar dibujando a carboncillo.
El sujeto del experimento reportó: "Condición normal... sin efectos de la droga aún".
85 minutos después de la primera dosis y 20 minutos después de una segunda dosis administrada (también de 50
μg) el paciente parece eufórico.
"Te puedo ver con claridad, con mucha claridad. Esto... tú... es todo... Me está costando un poco controlar el lápiz. Parece que quiera seguir moviéndose sólo."
Dos horas y media después de la primera dosis, el paciente parece muy concentrado en la pintura.
"Los contornos parecen normales, pero muy vívidos. Todo está cambiando de color. Mi mano tiene que seguir la vividez de las curvas de las líneas. Me siento como si mi consciencia estuviese en la parte de mi cuerpo que está activa ahora: mi mano, mi codo... mi lengua".
Dos horas y treinta y dos minutos después de la primera dosis, el paciente parece adherido a su bloc de papel.
"Estoy intentando otro dibujo. Los contornos del modelo son normales, pero ahora estos de mi dibujo no lo son. El contorno de mi mano está volviéndose raro también. No es una pintura muy buena, ¿verdad? Lo dejo. Ahora lo vuelvo a intentar..."
Dos horas y treinta y cinco minutos después de la primera dosis, el paciente comienza otro dibujo rápidamente.
"Haré un dibujo en una rúbrica... sin parar... ¡una línea, sin levantar el lápiz!"
Al completar el dibujo, el paciente comienza a reírse. Después, se sobresalta por algo del suelo.
Dos horas y cuarenta y cinco minutos después de la primera dosis, el paciente intenta alcanzar la caja de materiales, agitado. Contesta despacio a la sugerencia de que quizás quiera dibujar algo más. Ha pasado a ser poco verbal.
"Estoy... todo está... cambiado... están llamando... tu cara... entretejida... quién es..." El paciente masculla algo inaudible (que parece "Gracias por la memoria"). Cambia el lápiz por la témpera.
Cuatro horas y veinticinco minutos después de la primera dosis, el paciente se retiró a la litera, tumbándose aproximadamente 2 horas, moviendo sus manos en el aire. Su vuelta a dibujar fue repentina y deliberada, cambiando a bolígrafo y acuarela.
"Esta será la mejor pintura, como la primera, pero mejor. Si no tengo cuidado perderé el control de mis movimientos, pero no lo haré, porque sé. Sé" (y lo repitió varias veces).
El paciente hace los últimos seis trazos del dibujo corriendo de un lado a otro de la habitación, y volviendo al bloc.
Cinco horas y cuarenta y cinco minutos después de la primera dosis, el paciente continúa moviéndose por la habitación, entrecruzándose con el espacio en complejas variaciones. Tarda una hora y media en volverse a sentar y dibujar. Parece haber sobrepasado el efecto de la droga.
"Vuelvo a sentir mis rodillas, creo que se me está empezado a pasar. Me está quedando un buen dibujo. Este lápiz es tedioso de agarrar", dice mientras sostiene una crayona.
Ocho horas después de la primera dosis, el paciente se sienta en la litera. Informa de que su intoxicación ha desaparecido, excepto por la ocasional distorsión de nuestras caras. Le pedimos que haga otro dibujo, y lo hace con poco entusiasmo.
"No tengo nada que decir sobre este último dibujo, es malo y sin interés, me quiero ir ya a casa".